A propósito de la columna de
Rafael Guarín sobre la UP en revista Semana
Un amigo que ya había citado la fuente me
remitió a un documento académico que había escrito el propio Rafael Guarín para
su maestría de una universidad española y directamente relacionado con la
columna de opinión que el ex viceministro de Defensa escribió sobre la UP.
Lo leí con detalle mientras me sumergía en la
perplejidad. En un principio leyendo la tesis académica del libro Colombia:Democracia Incompleta (clica para ver el documento completo) y
comparándola con la opinión escrita por el mismo autor en la revista Semana
pensé que se trataba de un problema de bipolaridad, me tranquilizó porque
existe medicación para esa enfermedad.
Sin embargo las alarmas se encendieron cuando recordé que habían otros columnistas que tenían el mismo problema, y se me vino a la cabeza el politólogo Alfredo Rangel. En ese momento até cabos y entendí que no era bipolaridad: ¡Es campaña electoral!
Sin embargo las alarmas se encendieron cuando recordé que habían otros columnistas que tenían el mismo problema, y se me vino a la cabeza el politólogo Alfredo Rangel. En ese momento até cabos y entendí que no era bipolaridad: ¡Es campaña electoral!
En efecto, cuando estos columnistas actúan
como “académicos” tienen un análisis y cuando actúan de escribanos para un
sector ideológico del país tienen otro, cuestión de oportunidad.
El señor Guarín desarrolló el mencionado estudio sobre la participación y oposición política en Colombia (recomiendo su lectura). De hecho varias de las citas que relaciona en su columna de Semana también están en dicho estudio con la diferencia de que el tono y la interpretación son diametralmente diferentes. En concreto el capítulo referido a la UP Unión Patriótica: Crónica de un exterminio anunciado que desde su título es toda una declaración de intenciones, expresa el carácter y desarrollo del movimiento político en cuestión. No entraré en detalle, insisto, invito a que lo lean. Pero al leer uno y ver su fogosidad en el otro es difícil no entrar en el desconcierto. Qué le puede pasar por la cabeza a un estudioso de la política cuando explica que, entre múltiples ejemplos a lo largo de la historia de Colombia, el problema de ejercer la oposición radicaba en la sistemática exclusión de los movimientos políticos diferentes al bipartidismo. En el caso de la UP a través de una guerra sucia:
El señor Guarín desarrolló el mencionado estudio sobre la participación y oposición política en Colombia (recomiendo su lectura). De hecho varias de las citas que relaciona en su columna de Semana también están en dicho estudio con la diferencia de que el tono y la interpretación son diametralmente diferentes. En concreto el capítulo referido a la UP Unión Patriótica: Crónica de un exterminio anunciado que desde su título es toda una declaración de intenciones, expresa el carácter y desarrollo del movimiento político en cuestión. No entraré en detalle, insisto, invito a que lo lean. Pero al leer uno y ver su fogosidad en el otro es difícil no entrar en el desconcierto. Qué le puede pasar por la cabeza a un estudioso de la política cuando explica que, entre múltiples ejemplos a lo largo de la historia de Colombia, el problema de ejercer la oposición radicaba en la sistemática exclusión de los movimientos políticos diferentes al bipartidismo. En el caso de la UP a través de una guerra sucia:
“El reestablecimiento
del poder coercitivo del Estado se ejerció como un elemento central del combate
a ese grupo subversivo, sobre la base de confundir los militantes de la Unión
Patriótica con los de la guerrilla, a pesar de que sus directivos en múltiples
oportunidades afirmaron la independencia del movimiento político frente a la
lucha armada” pag 71.
Al tiempo en su columna escribe:
“¡Que
la Unión Patriótica era el partido de la paz! Falso. Nunca lo fue. Por el
contrario, se creó para impulsar la estrategia de escalamiento de la guerra
irregular, el terrorismo y el crimen aprobada por las FARC en 1982”.
Son innumerables las citas y reflexiones que salpican
al columnista de profundas incoherencias. El trasfondo de esos cambios
trepidantes tiene que ver a mi modo de ver con dos elementos.
Uno, los analistas de la extrema derecha colombiana entraron en campaña y pretenden legitimar el discurso guerrerista del uribismo (recordar las reflexiones de Rangel sobre ETA en España y la comparación un tanto odiosa y desenfocada con el caso colombiano).
Dos, cuando esos analistas pasan por las universidades europeas despliegan sus aires mas demócratas conscientes de que en éstas latitudes los discursos incendiarios carecen de cualquier valía académica o periodística, aun cuando en el retorno a Colombia vuelvan a ponerse las charreteras.
Uno, los analistas de la extrema derecha colombiana entraron en campaña y pretenden legitimar el discurso guerrerista del uribismo (recordar las reflexiones de Rangel sobre ETA en España y la comparación un tanto odiosa y desenfocada con el caso colombiano).
Dos, cuando esos analistas pasan por las universidades europeas despliegan sus aires mas demócratas conscientes de que en éstas latitudes los discursos incendiarios carecen de cualquier valía académica o periodística, aun cuando en el retorno a Colombia vuelvan a ponerse las charreteras.
En cualquier caso, yo soy uno de los candidatos
de la UP, tengo 37 años y no viví aquella época convulsa y trágica del país. No
tengo problema en el reconocimiento de los procesos históricos, toda persona
medianamente informada sabe que la UP era la oportunidad para hacer una
transición de la lucha armada a la participación política, que las FARC
hicieron parte de sus comienzos, que cuando comenzó el exterminio se replegaron
en las montañas y selvas de Colombia, que la UP quedó conformada con gente de
la sociedad civil y que dijo por activa y por pasiva que era una fuerza
política que le apostaba a la paz y reprobaba la guerra, como lo afirma el
mismo Guarín. Ello no implica renuncias ideológicas, comparto
muchos de los planteamientos
políticos que hacen las FARC aun cuando rechazo frontalmente el uso de
la violencia con fines políticos, los únicos fusiles que he cogido en mi
vida fueron los
que el Estado me obligó a empuñar en el servicio militar obligatorio.
¿Por ese echo debo aceptar que un ex viceministro de Defensa insinúe que hago parte de un movimiento político vinculado de alguna manera a la insurgencia?.
¿Hacer una campaña por la repatriación de Simón Trinidad en el marco de un proceso de paz es el reconocimiento de una militancia armada?.
Insisten en colgarnos los fusiles cuando si alguien tiene autoridad moral para hablar de paz y ha sido consecuente con la paz esa ha sido la Unión Patriótica. Nació como una herramienta para resolver la lucha armada, sin que eso supusiera el fin del conflicto que la originó, se consolidó como un movimiento que buscaba abiertamente la paz aun cuando la exterminaron y ahora regresa con la misma determinación desde la perspectivas de la regeneración democrática, no somos más no somos menos.
¿Por ese echo debo aceptar que un ex viceministro de Defensa insinúe que hago parte de un movimiento político vinculado de alguna manera a la insurgencia?.
¿Hacer una campaña por la repatriación de Simón Trinidad en el marco de un proceso de paz es el reconocimiento de una militancia armada?.
Insisten en colgarnos los fusiles cuando si alguien tiene autoridad moral para hablar de paz y ha sido consecuente con la paz esa ha sido la Unión Patriótica. Nació como una herramienta para resolver la lucha armada, sin que eso supusiera el fin del conflicto que la originó, se consolidó como un movimiento que buscaba abiertamente la paz aun cuando la exterminaron y ahora regresa con la misma determinación desde la perspectivas de la regeneración democrática, no somos más no somos menos.
Aquellos analistas feroces fungen como los
instigadores, poco sutiles, que desempeñaron ese papel en la época del Estado
de excepción y la guerra sucia del Estado contra la oposición política. Las
citas y la historia, convenientemente interpretada puede inducir a odios muy
bien conducidos, ese es el papel electoral de los académicos al servicio de la
guerra en Colombia.
Tengo que admitir que este ha sido un tema que no me ha interesado mucho y muy seguramente me dejé viciar por las historias de otros, pero ahora al leerte me entra la curiosidad y el interés por comprender cuál es la verdad detrás de la UP y conocer un poco más de la historia política de este país, que amo profundamente y que para este nuevo proceso electoral quisiera con MÁS CONSCIENCIA tomar decisiones.
ResponderEliminarHola Mireya, justo es eso, como decía Walter Benjamín: hay que "cepillar la historia a contrapelo"..verla, leerla, saberla sin excesivas interpretaciones, sin tantas distorsiones. La historia de la UP y en consecuencia parte de la historia de Colombia se ha tejido sobre sobre grandes injusticias y muchas mentiras. Regresamos para redimir esa historia desde la esperanza, queremos que se sepa la verdad, queremos cambiarlo todo y buscamos un lugar en esta sociedad junto con el conjunto de sensibilidades bajo una regla fundamental de respeto mutuo y tolerancia...adelante con esa lectura de la historia! es apasionante y retadora, nos obliga irreversiblemente a transformar el presente.
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